El rol de las pequeñas industrias postpandemia

La pandemia es un verdadero tsunami para la mayoría de las industrias y empresas de nuestro país y del mundo. El parate comercial, el cambio en los hábitos de millones de personas y la incertidumbre con respecto al futuro, forman parte de un combo que no sólo ha producido cambios esenciales en la vida diaria y la economía en general, sino que aún promete más reformas trascendentales en el día a día de todas las compañías, con consecuencias todavía impredecibles.

El primero de los problemas es por supuesto esencialmente económico; la imposibilidad de trabajar en sí misma ya es un escollo gigante, al que se han sumado nuevas normativas y disposiciones de los estados con respecto a cómo y bajo qué protocolos será posible continuar con los tareas una vez se vayan reanudando las actividades laborales.

Desde la necesidad de implementar estrictas formas de funcionamiento y limpieza de las diferentes instalaciones, pasando por la responsabilidad en el traslado de los empleados hacia el lugar de trabajo, hasta el cuidado y recursos en los medios de transportes públicos, todo forma parte de las nuevas cuestiones que deben de atenderse en en cualquier empresa, independientemente del rubro que se trate.

En este sentido, la adaptación es -y será- más difícil en el caso de las compañías más pequeñas; por lo menos, desde le punto de vista de los gastos extras que estas nuevas acciones demandan. Sin embargo, es vital recordar que se trata de organizaciones más ágiles y dinámicas que las más grandes; y por esta razón, en general, con mayor capacidad para adaptarse a los cambios.

Esta potencialidad de reinvención también se observa en otro sentido. En efecto, algunos de los rubros más golpeados, como por ejemplo el de la gastronomía en general, logró inventar o recrear nuevos negocios relacionados con la entrega y la preparación de los alimentos.

Según confirman en Gr-Maq, una empresa especializada en la venta de máquinas para la industria alimentaria, en los últimos días, algunos de los interesados en adquirir este tipo de tecnologías provenían de bares o restaurantes que se vieron obligados a ampliar su oferta a través de deliverys.

Este tipo de comercios tuvieron que cerrar sus puertas momentáneamente, para evitar la aglomeración de gente en un mismo espacio. Los eventos y lugares  en los que gran cantidad de hombres y mujeres se reúnen fueron los primeros actores en suspender sus actividades y serán sin duda, los últimos en volver a la normalidad.

Mientras tanto, muchos de ellos se han reconvertido en empresas de delivery y entrega de comidas y menús. Pues con una inversión mínima, como puede ser una amasadora o una raviolera (en este enlace más detalles sobre esta opción https://www.gr-maq.com.ar/raviolera-industrial), es posible adaptar la producción habitual y comercializar otras opciones, hasta tanto se pueda volver al servicio habitual.

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